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  El hecho más importante del 2009 14-05-2025 14:33 (UTC)
   
 

El hecho más importante del 2009

Uno a uno, en la pantalla del televisor van desfilando los canales que ofrece el cable, hasta que la diminuta indumentaria de tres bailarinas (¿modelos?) me obliga a darle descanso al control remoto. Tras breves segundos recorriendo en primer plano las curvas de las muchachas, tal vez a la caza de algún un upskirt fugaz, la cámara se desliza bruscamente hacia un costado para enfocar al rollizo conductor del programa.

Estoy a punto de proseguir el zapping, pero el discurso –casi proselitista– del tipo capta mi atención: “¿Quién dice que los programas juveniles son vacíos? El que dice eso no está insultando al productor, al conductor o al canal, sino a los jó-ve-nes. Pero no hay que dar importancia a esos comentarios de la gente caduca; ellos creen que los jóvenes no podemos combinar música, danza, canto, diversión, con cosas serias. Pues están equivocados y ahorita mismo se lo vamos a demostrar. Hoy, ustedes, nosotros, todos los jóvenes que siguen este programa, vamos a elegir el suceso más importante del año que ya termina…”.

Sin explicar los criterios que determinaron su selección, el conductor enumera cinco eventos que serán sometidos a votación –vía SMS, como ya se ha vuelto norma, a un peso el mensaje–, para demostrar a la “gente caduca” que la teleaudiencia juvenil puede opinar sobre temas serios: “Si te parece que la muerte de Michael Jackson fue el principal acontecimiento del 2009, envía MJ al 1331; si crees que fue el sorteo del Mundial 2010, manda SM. Si opinas que lo más importante fue el concierto de Daddy Yankee, manda DY; MC, si crees que lo más relevante fue la inauguración del Megacenter. Finalmente, si te parece que la separación de PK2 fue el hecho más llamativo, envía PK”.

De inmediato, la juventud comienza a “opinar” y, al cabo de dos horas, el conductor treintañero del programa juvenil anuncia: “Atención, Bolivia, la juventud se ha pronunciado, ha hecho conocer su opinión, ha dado su parecer y, evaluando los sucesos que fueron noticia de portada durante el 2009, considera que el más importante ha sido… –redoble de tambores; las bailarinas hacen muecas de intriga; el conductor desdobla el papel que tiene en las manos y lee–: ¡La inauguración del Megacenter!”.

No sé qué es más absurdo: las cinco opciones planteadas por el programa, que dos mil setecientos dieciocho jóvenes (2718 SMS) eligiesen una de ellas o la interpretación que un psicólogo (si lo era) hizo del resultado de la votación: “Es evidente que los jóvenes ya tienen un criterio formado respecto al mundo que les rodea, por eso eligieron un suceso estrictamente económico y no aquellos que están relacionados con la música, por ejemplo. Está claro que los jóvenes rescatan la inversión privada en el país como el principal acontecimiento y eso habla muy bien de su madurez…”. Y claro, esa “madurez” fue premiada por el patrocinador del segmento: entre todos los mensajes, se sortearon 20 pares de entradas para el Megacenter.

Los adolescentes no son estúpidos, pero los productores de ese programa parecen creer lo contrario. Sólo así se explica que hayan propuesto eventos menores –por no decir intrascendentes–, omitiendo aquellos que sí representan hitos históricos –la reelección de Evo Morales, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos o la cumbre mundial de Copenhague para decidir el futuro del planeta, por citar algunos ejemplos–, lo cual hace que el discurso introductorio del conductor se convierta en una triste paradoja, si es que, desde un inicio, no fue una ironía maliciosa.

Aunque lo anterior puede quedar en el ámbito de lo anecdótico y, por tanto, no merecer mayores comentarios, lo cité porque es un ejemplo que ilustra cuánto subestiman los medios de comunicación la capacidad mental del ciudadano común. Como nos consideran simios amaestrados, no se preocupan por ejercer su labor con el profesionalismo debido. Desde el vocabulario limitado de la mayoría de los conductores, pasando por los errores de redacción y ortografía en la prensa, hasta la falta de rigor investigativo en el seguimiento y difusión de noticias, los medios nacionales ningunean nuestra inteligencia cotidianamente.

Por otra parte, la “elección del hecho más importante del año” también es una pequeña muestra del escaso valor que los medios le asignan a la opinión del público. Como nos consideran simios amaestrados, creen tener el derecho o, es más, el deber de imponernos su punto de vista, de “encaminar” nuestra opinión. Así, los productores del programa juvenil tuvieron la gentileza de proponer cinco opciones, a fin de no provocar la fatiga mental de su teleaudiencia o evitar que algunos hicieran el papelón –si la encuesta hubiese sido abierta– de mencionar hechos insulsos, como el Nobel de la Paz otorgado al presidente norteamericano.

No obstante, en favor de esos productores, hay que destacar su sutil, cuasi respetuosa, forma de guiar la opinión del público, pues consiguieron que los jóvenes “opinaran” –sugestionados por la posibilidad de ganar entradas– que la inauguración del Megacenter fue lo más destacado del 2009, respetando su derecho a pensar de manera distinta (de cinco maneras distintas, específicamente). Esto es destacable si se considera que en programas “serios” no hay tantas opciones.

En la red Unitel, por ejemplo, tras la detención del entonces prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, invitaron a varios “opinólogos” para que compartiesen sus sesudas reflexiones sobre el hecho; todos coincidieron en que el gobierno estaba actuando de forma dictatorial y condenaron unánimamente a las autoridades del Poder Ejecutivo. Entonces, el conductor del programa tomó el micrófono para dirigirse a la teleaudiencia: “Acabamos de escuchar el parecer de los analistas invitados, pero, como siempre, usted tiene la última palabra. A partir de este momento, pueden enviar mensajes de texto para expresar su opinión sobre el tema. Si le parece que el gobierno procedió contra las leyes, envíe S al 3434; si opina lo contrario, mande N”. De más está decir que, como era de esperarse, la mayoría “opinó” S.

Hace poco, días antes de las elecciones, en el programa “No mentirás”, de la red PAT, se consultó la opinión de los televidentes sobre un asunto que, seguramente, el canal consideró de suma importancia para el país: el supuesto juicio que el presidente Morales iniciaría a La Prensa, debido a la publicación de una nota sobre la precaria situación en que estaría viviendo el hijo del mandatario. Lógicamente, la conductora del programa hizo referencia a la libertada de prensa, al abuso de poder, etc., mientras el generador de caracteres presentaba en la pantalla extractos de dicha nota, como también frases sensacionalistas en letras mayúsculas (“EL HIJO DE EVO VIVE EN LA MISERIA”, por ejemplo). El programa se basó exclusivamente en la información publicada por La Prensa, sin preocuparse por realizar su propia investigación para constatar si, en primer lugar, lo dicho sobre el hijo del presidente era cierto, y en segundo, si Evo Morales, efectivamente, había amenazado con procesar a ese matutino.

Lo peor de todo es que en la televisión boliviana, y la prensa en general, es habitual que se transmita información parcializada, subestimando la inteligencia de la ciudadanía, como si no fuésemos capaces de darnos cuenta de las intenciones políticas que manifiestan. En este sentido, el caso más lamentable quizá sea el del canal estatal, que en realidad nunca fue “estatal”, sino gubernamental. Así, el canal 7 es un instrumento de propaganda y adoctrinamiento, cuando debería ser el principal ejemplo de conducta ética y objetividad periodística. Entonces, ¿qué se puede esperar del resto?, sobre todo, considerando que son mantenidos con capitales privados y no con recursos del Estado.

De alguna manera, la politiquería boliviana se traslada a las pantallas, hay un canal oficialista y varios canales de oposición, lo cual va en desmedro de la ciudadanía, ya que vivimos desinformados o, peor incluso, con la ilusión de saber todo lo que pasa, agradecidos por la libertad de expresión que la democracia ha generado, ignorantes del manoseo mediático al que nos someten a diario.

Quienes tenemos la suerte de contar con servicio de televisión por cable podemos evadir la mediocridad local, aunque eso representa no saber absolutamente nada de lo que ocurre en el país. No obstante, así como están las cosas, ¿quién puede asegurar que sabe algo? Los que saben, no nos lo dicen, o lo hacen, pero dándonos una versión parcial(izada) para que nuestra opinión sea la que ellos quieren que sea.

Entonces, resignémonos a saber que el evento más importante del año fue la inauguración del Megacenter. Total, si lo dijo la televisión, así debe ser, ¿verdad?

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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